* Pereza.
martes, 12 de junio de 2012
Estoy mayor
Me estoy poniendo grande. En serio. Me estoy dando cuenta de que ya no soy el de antes. Me di cuenta los otros días, cuando Pablo hizo intentos inútiles de lograr que vaya a recoger la botella plástica que él arrojaba una y otra vez. Fue mientras paseábamos. Cada tanto, teníamos la ocasión de unirnos en un ritual divertido. Si él encontraba una botella plástica en la calle comenzaba a patearla y yo la perseguía. Así podíamos pasarnos unas cuantas cuadras, hasta que la muy escurridiza se salga del cordón de la vereda. Ahí seguíamos nuestro paseo, él con una sonrisa, yo moviendo el rabo. No sé qué me pasó esta vez. Perseguí la botella un trecho, pero después no tuve más ganas. Me dio fiaca*. Sé que Pablo se sintió algo frustrado, pero ya está entendiendo que soy un señor grande. Lo mismo pasó con el nuevo peluche que me regaló hace poco, al regresar de viaje. Como siempre, me desesperé por abrir la valija, pero cuando me dio la liebre de peluche, no tuve ningún interés en "cazarla" o en ir a buscarla. Ahora es un adorno sobre la mesa. Perdí mi capacidad de juego, che.
Bueno, por lo menos de juegos bruscos. No tengo problemas en que luchemos un poco al ras del suelo, que Pablo me agarre las orejas y yo me tire panza arriba con cara de asesino serial. Tampoco me cuesta molestar un poco a Néstor para que me persiga y se haga el boxeador (sin uñas, claro). Pero, por ahora, nada de que "te tiro la pelota y me la traés", o jugar al fútbol con botellas plásticas, o hacernos los niñitos con ositos de peluche. Sí, Diario, estoy mayor.
* Pereza.
* Pereza.
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