Hola, diario. Hoy batí mi récord. Pude mear en el radio de tres manzanas sin que se me termine el pis. Es un arte que el perro va adquiriendo con el paso del tiempo. Estaba muy preocupado porque somos muchos perros en este barrio y si no te hacés respetar estás listo. Para eso, es necesario dejar tu marca de orin en cada rincón. Todo un arte. Respeto las meadas de las hembras, pero hay que tapar las de los machos. Para eso, hay que administrar muy bien el pis. Aunque no te hayan sacado a pasear en horas, hay que contenerse de largar todo en la primera meada. A su vez, hay que tratar de no agotar los riñones y que te resistan por lo menos entre 12 y 15 años. Es un trabajo minucioso. Casi una sinfonía renal. Pero es irrefrenable. A cada aroma a nuevo perro, una meada cortita. A cada olor a perro bravo y machote, un chorro con más fuerza. Si hay una señal de perra bonita, una meada más suave y artística. Ay... ¡cómo me gusta hacer pis! El piyar es la esencia del perro. Y nuestros mejores amigos en este menester son los árboles. Nos toleran todo tipo de descarga. Eso sí, tenés que tener mucho cuidado de los porteros y porteras. Odian que les piyes los árboles de sus casas. Los cuidan más que a sus nalgas. El peor enemigo del perro es el portero. Lo tengo muy claro. Peores que los chinos.
Desde hace tiempo me entretengo pensando en cuántas cuadras y esquinas soy capaz de dejar mi marca. Creo que ya tengo un territorio bastante amplio como para hacerme el guapo. Bueno, de todos modos, es un trabajo que no se termina nunca. La competencia es feroz. Pero mi pis también lo es.
Fran... pero en la foto te veo dándole con ganas a una pared... mmm... Bueno, che... el día que quieras te presento a mis queridas Nanai y Bibi, que viven conmigo y con diez gatos, imaginate... pero se quieren, che... bastante!
ResponderEliminarTe mando besos y también a Néstor y a Pablo