
Hola, diario. No sabés qué disgusto estoy pasando. La lluvia de los otros días enfermó a Pablo. Se la pasa haciendo ruidos raros y estornuda sin parar. Tengo miedo de que se haya pescado moquillo. ¡Tiene una cara! Parece llovida su cara. Anoche creo que deliró un poco. Me acerqué a olfatearlo y estaba hirviendo. Me quedé bien pegadito a su lado para ayudarlo con mi energía. Creo que le hizo bien porque, en un momento, volvió a su temperatura normal, aunque no dejó de moquear. Me pasé toda la noche despierto. Ay, no podría soportar otra muerte en la familia. Si sigue así, mañana llamo al veterinario.
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