
Hola, diario. Parece que hoy es un día especial. Muy especial. Anoche fuimos a cenar con toda la familia (caminando, lógicamente, porque no conseguimos taxi) y lo pasamos genial. Por ese motivo, nos levantamos tarde. Como siempre, medio dormidos, salimos con Pablo a pasear a la plaza de la esquina. Estiré un poco las patas, me purgué con un poquito de pasto, piyé* uno a uno mis árboles favoritos y, cuando estaba oliendo unos arbustos que siempre tienen meadas fabulosas, me encontré con algo que me tomó por sorpresa. Había un pichón de gato explorando las ramas. Enseguida vino a olfatearme y no hizo "fssssss" como casi todos los gatos. Era muy chiquitito. Nunca vi uno igual. Le di un par de besos y me lo agarré con los dientes. Lo hice suavemente, para no lastimarlo; y él, chocho*. Así seguí mi camino con el gatito, lo más pancho*, en mi boca. Pablo no se dio cuenta por un rato, hasta que se lo mostré. ¿Podés creer que me retó? Me parece que creyó que lo había matado. ¿Cómo voy a matar a un gato bebé? ¿Qué soy yo? ¿Una bestia salvaje? Pero bueno, me obligó a que lo suelte y lo solté. El chico, todo empapado por mi saliva, maulló dos o tres veces y comenzó a seguirme. Me di vuelta, lo miré y le dije: "Pibe, seguí tu camino, estoy ocupado". Pero no hubo caso. Le caí bien y, aunque aceleré el paso, me siguió tropezándose, como hacen los chicos al caminar ligero. Creo que esa actitud hizo que Pablo se derrita de ternura. Esta vez lo agarró él. Pero no con los dientes, como lo hice yo (los humanos no saben) sino con sus manos. Era tan chiquito que entraba en la palma de su mano. Lo que hizo Pablo fue buscar a su mamá por todos lados. Lo acompañé porque lo único que faltaba es que se lo quiera llevar a casa. No encontramos a su mamá. ¿Qué pasó? Lo que te imaginás. Lo trajo a casa.
En principio me cae muy bien. Es rubio, aunque medio desteñido y unos enormes ojos dispuestos a descubrir el mundo. Maulla todo el tiempo porque la casa es un lugar desconocido para él. Recorre todos los rincones y no sabe en cuál quedarse. Le gustó especialmente mi sillón favorito. Ya lo reconoció a Pablo, pero tiene un especial cariño por mí. ¿Te acordás que tuve una intuición? Creo que era este regalo de Navidad.
*Hacer pis.
*Feliz.
*Tranquilo
Hola Francis Feliz navidad!!!!!!!! que precioso es el chiquitito, quedatelo no seas celoso asi juegan cuando Pablo se va a trabajar. Te mando mucho besos y al chiquitin tambièn
ResponderEliminarAlejandra
Gracias Pablo por ayudar a tantos amigos peludos :) yo y mi Vainillísima te lo agradecemos y esperamos que hayas pasado una muy feliz navidad con Francisco, mil saludos y languetazos desde Chile!
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