
Hola, diario. Vos viste que a mí la palabra "amo" no me gusta mucho. Pero bueno... cuando yo soy el sujeto la acepto un poco más. Creo que soy el amo de este chico Néstor. Te explico porqué. Cuando Pablo se va a trabajar comienza mi trabajo de extrañar y de esperar. Pero al gatito no le preocupa tanto. Él sigue explorando la casa, se trepa por todos lados (qué envidia me da eso) y su vida es un constante descubrir. De todos modos, le gusta dormir más de día que de noche. Es adorable cuando duerme. Me puedo quedar horas contemplándolo y pensando en qué estará soñando.
Pero cuando Pablo regresa y nos vamos a pasear juntos, sé muy bien que Néstor se queda sentadito en la puerta, llorando y esperando a que YO regrese. Cuando volvemos del paseo, a Pablo no le da bolilla, pero a mí viene a lamerme y a olfatear todos los olores que traigo de la plaza. Sé que es mucha responsabilidad cuidar a un chico de otra especie, pero este me cae bien. Sólo me molesta sobremanera cuando Pablo lo alza en sus brazos, le da besitos y le dice cosas lindas. Ahí me dan ganas de regresarlo adonde lo encontramos. Pero no, vamos a quedarnos con él, con mi mascota-hermano.
Francis que bonito es tu nuevo amigo, parece que ya se adueñò de la casa, no????? bueno, asi son los gatos, a vos igualmente tu trono no te lo saca nadie quedate tranqui.
ResponderEliminarBesitos
Alejandra