UNA VIDA SIN UN PERRO, ES UN ERROR

"LA GRANDEZA DE UNA NACIÓN Y SU PROGRESO MORAL PUEDE SER JUZGADO POR LA FORMA EN QUE SUS ANIMALES SON TRATADOS."
Mahatma Gandhi

NO USES PIROTECNIA

NO USES PIROTECNIA
Por favor, no usen pirotecnia. Los "cuetes" nos asustan, nos hacen mucho mal a nuestros oídos, nos desorientan y son la causa de que muchos perros y gatos se pierdan entre diciembre y febrero. Lo mismo les ocurre a otros animales, como las aves. Pensá en nosotros y en los múltiples problemas que pueden causar los fuegos artificiales. NO USES PIROTECNIA. Gracias. PD: Ah... Ponele chapita con número de teléfono a tu perro. Para esta época hay muchos perros perdidos a causa de la pirotecnia, por favor, si ves alguno no sigas de largo, ayudalo a encontrar a su familia.

miércoles, 28 de abril de 2010

Cárcel

Foto: Ibarak. Flickr.com

Hola, diario. El domingo viví una de las experiencias más fuertes de mi vida. Nos vino a visitar Mimí, una amiga nuestra que habla muchísimo y me hace mucha gracia. Es muy linda, pero no es como Morena, ella tiene sólo dos tetas, pero enormes. Luego de tomarnos unos mates y morirnos de risa los tres, salimos a caminar por el barrio. Nunca había salido a caminar con Mimí, entonces ella se divirtió mucho conmigo. Como a mí me encanta que me festejen todo, también le hice muchas monerías como para entretenerla. Zapateé en el piso luego de hacer caca, luché con una botella de plástico y perseguí a las palomas, entre otras cosas. A ella le fascinó eso.

Pero nuestro paseo no se limitó a la plaza del jardín enorme y enrejado, fuimos más allá. Atravesamos la avenida grande y llegamos a otro parque con más rejas. Algo me hizo desconfiar. Empecé a caminar más despacio con la cola entre las patas, no pude evitarlo. En un principio, el huracán de olores que provenía de allí me produjo esa sensación, tal vez por presentimiento; luego, fue temor. Descubrí qué era. ¡¡¡Una cárcel, diario, una cárcel!!! ¡¡Una cárcel de animales!! En un principio, por el olor a plumas descubrí que había muchas aves, pero también olfateé unos bichos que no vi en mi vida, pero que me imaginé enormes. Cuando avanzamos unos 200 metros, me surcó el cuerpo un gran escalofrío y una sensación de pánico. Quise irme. Pablo se dio cuenta de mi miedo porque, enseguida, me puso la correa y me sujetó fuerte. Sentí el impulso de cruzar. Sé que no hay que hacerlo, pero observé a Pablo y se lo pedí con los ojos. Tenía mucho miedo. Ya estaba seguro de lo que mi nariz había descubierto. Ahí adentro, presos, había unos gatos enormes, gigantes, con dientes asesinos y un aliento que te tumbaría. Durante unos segundos, hasta escuché cómo rugían. Si esos gatos enormes me encontraban me podrían descuartizar. Pero Pablo y Mimí son muy valientes porque no se les movió un pelo. Es más, hasta creo que les causó gracia mi temor. Me resigné y seguí caminando junto a ellos, muy pegadito a Pablo, con mucho miedo, pero con la seguridad de que esos gatos convictos estaban encerrados y no podían salir. También me dio un poco de pena pensar eso.

Seguimos caminando y el olor a esos monstruos se fue alejando, aunque comenzó otro aroma. Y desde la calle, pude ver de qué se trataba. Eran unos bichos como cinco veces más altos que yo, pero con unos cuernos enormes. Eran pacíficos y comían pasto sin parar. También había otros que parecían comer chicle muy animadamente. Tenían unos pelajes con rulos, muy abrigados para la época.

Dimos la vuelta por otro lado y, así, seguí descubriendo distintos animales. El lugar era tan grande que los tres nos cansamos en un momento y nos sentamos a comer unos panchos*. Luego de haberme devorado uno y haber intentado robarles un trozo a los de Mimí y Pablo, puse atención en un nuevo aroma. No sentí que fuera una amenaza. Me acerqué a la reja y me paré en dos patas en ella. Adentro había un puñado de gente viendo con atención algo. De pronto, divisé unas patas muy largas, con lunares enormes. Algo así como un dálmata muy alto... Comencé a seguir con la vista las patas, hacia arriba, y divisé el cuerpo, y luego un cuello larguísimo y una cabeza diminuta con dos cuernos. También mascaba chicle. ¡¡¡Guauuu!!!! Comencé a ladrar de la emoción. ¡Era un perro altísimo! En mi vida vi uno igual. Tal vez por eso estaría ahí preso. Miraba a todos desde ahí arriba, con sus pestañas enormes. La gente que estaba afuera con nosotros, comenzó a rodearme, fascinada por mis ladridos. Mimí estaba descompuesta de la risa. Me encantó eso. Pero en realidad yo no podía dejar de ladrar por mi descubrimiento.

Cuando volvimos a casa me quedé todo el día pensando en ese perro enorme, altísimo, con cuernos. Cómo se podría vivir mirando la vida desde ahí. ¿No le da vértigo? También pensé en porqué lo habrán puesto en cana*. ¿Qué habrá hecho para merecer estar encerrado? ¿No se cansará de que todo el día lo estén observando? ¿O tendrá tanto ego? Sólo creo que si lo encerraron por ser diferente, habría que ir a rescatarlo. Bueno, que se ocupe otro, en realidad. Yo no voy a arriesgarme a que me agarren los gatos gigantes.

1 comentario:

  1. E-mail de Ada:

    schubarofada para usuario
    mostrar detalles 9 jun


    Hola Francisco!
    Gracias por contestarme, me encanta charlar con vos, y tambien ir al zoologico, aunque no me gusta que ellos esten encerrados y mal cuidados....y la jirafa que te confundiste con un perro grande..ja! ja!....es una buenaza y es linda no te parece? Los gatos grandes son muy hermoso tambien y no tan malos como dicen, claro...si no te conocen se ponen en guardia, y no conviene contradecirlos. Aca te mando una foto donde estoy conversando con uno de ellos, claro cuando me mostró los dientes...me fui despacito pidiendole disculpas.......por las dudas sabes? Te cuento que ese zoo de Lujan no me gustó nada...parece que los tienen medio drogados para que la gente los pueda acariciar.......pobres....ellos no nacieron para eso y ahi estan tan indefensos....pero asi son los humanos malos.
    Bueno te mando un besito en la trompa, otro dia te cuento mas

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