UNA VIDA SIN UN PERRO, ES UN ERROR

"LA GRANDEZA DE UNA NACIÓN Y SU PROGRESO MORAL PUEDE SER JUZGADO POR LA FORMA EN QUE SUS ANIMALES SON TRATADOS."
Mahatma Gandhi

NO USES PIROTECNIA

NO USES PIROTECNIA
Por favor, no usen pirotecnia. Los "cuetes" nos asustan, nos hacen mucho mal a nuestros oídos, nos desorientan y son la causa de que muchos perros y gatos se pierdan entre diciembre y febrero. Lo mismo les ocurre a otros animales, como las aves. Pensá en nosotros y en los múltiples problemas que pueden causar los fuegos artificiales. NO USES PIROTECNIA. Gracias. PD: Ah... Ponele chapita con número de teléfono a tu perro. Para esta época hay muchos perros perdidos a causa de la pirotecnia, por favor, si ves alguno no sigas de largo, ayudalo a encontrar a su familia.

domingo, 18 de abril de 2010

Vocabulario


Hola, diario. Me estoy dando cuenta del vocabulario que estoy acumulando. Según los hechos y mi teoría de que soy casi humano, creo que me largo a hablar en cualquier momento. Ya entenderás que con Pablo podemos mantener largas conversaciones a través de la mirada. Bah... él a veces habla como un loro, pero yo le contesto con los ojos. A veces le observo los labios, para ver si yo puedo articularlos así. Pero no, no me sale. Tengo muchos dientes, creo. De lo que me cuenta, entiendo un 50 por ciento. Pero más que las palabras tiene que ver con la intención y esa conexión energética que, te conté, tenemos.
Hay palabras y frases que identifico mucho más que otras. Sobre todo las órdenes... o indicaciones, como él prefiere llamarlo. Hay que tenerlas bien claras como para evitar problemas. A la que más le temo es a la palabra "no". Cuando manda un "no" enérgico y grave. Sé que todo se vuelve prohibido. Otra frase intimidante es: "¿Qué hiciste?" o "¿hiciste lío?". Ahí sé que me descubrió, meto la cola entre las patas y me escondo debajo de la mesa. La palabra que más adoro es "vamos". Cuando la pronuncia, enseguida paro las orejas y doy unos saltos increíbles. Significa que vamos a la calle. Pero hay una diferencia cuando dice "¿vamos a pasear?". Cuando dice eso, ya sé que no será sólo ir a la plaza, a hacer compras o a dar la vuelta manzana. Es mucho más que eso. Un paseo es algo más duradero.
Cuando dice "vení acá" puede significar dos cosas: o que te va a hacer muchos mimos o te vas a ligar un buen reto. Así que siempre avanzo con cautela. Pero el "vamos" y el "vení" tienen significados distintos cuando estamos por cruzar la calle. Medio metro antes de llegar a la esquina, Pablo dice: "vení". Entonces yo me tengo que parar a su lado y quedarme quieto, con él, hasta que pasen los coches, que son peligrosísimos. Cuando el peligro pasó, él dice: "vamos". Y ahí podemos cruzar lo más tranquilos. También el vamos se usa para cosas concretas. El "¿vamos a lo de Fina?" o el "¿vamos a lo de María Elena?" me ponen feliz y me entusiasman. Me encanta ir a lo de mis abuelos humanos y a lo de mi tía humana.
Cuando pregunta: "¿tenés hambre?" ya sé que voy a comer enseguida. Lo mismo cuando dice: "¿querés?". Son frases fantásticas. También distingo entre "agua", "pollo", "palito", "bombón", "banana" y "zanahoria".
La frase que me amedrenta es: "¡A bañarse!". Me tiro panza arriba y Pablo me arrastra del collar hasta la bañera. Ahí me resigno y me encanta cuando me dice "te mojo".
Una palabra que me resulta molesta es cuando dice "quietito". Significa que le estoy rompiendo las pelotas*. Porque el "quieto" es más normal. Pero el "quietito" me molesta. Del mismo modo, odio cuando me dice "boludo". A veces, cuando me porto mal, o meto la pata él me grita: "¡¿Vos sos boludo?!". Horrible. Prefiero cuando dice: "¡A jugar!".
Otras palabras que reconozco son: "gato" (ahí me pongo alerta y tengo cuidado); "mosca" (no paro hasta atraparla); "perro" (algún congénere cerca); "llueve" (nos mojaremos); "besito" (tengo que darle lengüetazos); "amigo" (sé que es alguien en quien confiar) y "a dormir" (de un salto, estoy en la cama). Además, Pablo finalmente logró que distinga entre "Osito" y "pelota". Ahora sé perfectamente qué es cada cosa y se la traigo cuando me lo pide.
Una vez, Pablo me dijo "estoy triste, Francisco". Y me quedé a su lado mucho rato. Me di cuenta de que la palabra "triste" es espantosa. Prefiero a todas las demás.

* Molestando.

1 comentario: