
Hola, diario. ¿Viste que a alguna gente le da un poco de asco cuando los perros besamos? No entiendo por qué. Yo los he visto también haciendo cosas con sus lenguas. Y cuando hacen eso van mucho más allá del afecto. Cuando llega alguien a casa, siempre pego un salto para darles un beso. No tengo trompa como ellos como para saludarlos igual. Pero confieso que tengo una obsesión: los labios.
No sé porqué, desde cachorro, siempre me gustó darles besitos a las personas en sus bocas. Cuando sos cachorro es fácil porque te alzan, te arriman a sus rostros y ahí les das besos. Pero de adulto es más complicado. Yo adquirí una técnica. Hay que hacerlo rapidísimo. Apenas se acercan, pego un salto, como si fuera un delfín amaestrado, y les doy un lengüetazo en los labios. Algunos ponen cara de asquete, pero a otros les resulta simpático y hasta adorable.
Es que los labios de las personas son húmedos, como nuestras lenguas, o nuestras narices. Y es a través de sus labios como grafican el amor. Como yo creo que me estoy convirtiendo en una persona, estoy convencido de que es así cómo debo besar. Les doy amor con cada salto y cada beso en esos contornos carnosos que dibujan lo que a mí nunca me sale: la sonrisa. Es lo más lindo de las personas. Cuando sonríen, todo se ilumina y yo siento que unen la alegría con el cariño. Precioso. Estuve practicando pero no me sale. El día que pueda sonreír, se caen de culo.
No sé porqué, desde cachorro, siempre me gustó darles besitos a las personas en sus bocas. Cuando sos cachorro es fácil porque te alzan, te arriman a sus rostros y ahí les das besos. Pero de adulto es más complicado. Yo adquirí una técnica. Hay que hacerlo rapidísimo. Apenas se acercan, pego un salto, como si fuera un delfín amaestrado, y les doy un lengüetazo en los labios. Algunos ponen cara de asquete, pero a otros les resulta simpático y hasta adorable.
Es que los labios de las personas son húmedos, como nuestras lenguas, o nuestras narices. Y es a través de sus labios como grafican el amor. Como yo creo que me estoy convirtiendo en una persona, estoy convencido de que es así cómo debo besar. Les doy amor con cada salto y cada beso en esos contornos carnosos que dibujan lo que a mí nunca me sale: la sonrisa. Es lo más lindo de las personas. Cuando sonríen, todo se ilumina y yo siento que unen la alegría con el cariño. Precioso. Estuve practicando pero no me sale. El día que pueda sonreír, se caen de culo.
jaja Sos terrible Fransisco.
ResponderEliminarA mi Zule tambièn le encantan los besos.
Y el día que ustedes aprendan a sonreir DIOS MIO Sería el mejor regalo.
Un huesito
Hola, vengo siguiendo el blog desde hace rato y como hace poco tengo nuevamente un perro, en este caso Emilio, siento que puedo comentar compartiendo mi experiencia actual pese a que hace algunos años he tenido otro inolvidable, Ramón.
ResponderEliminar¡Hola, Francisco! Seguí intentando que en cualquier momento te sale la sonrisa... Te juro que mi Manucho Mujica Láinez... ¡a mí me sonríe!
ResponderEliminarBesitos (en los labios, por supu)