UNA VIDA SIN UN PERRO, ES UN ERROR

"LA GRANDEZA DE UNA NACIÓN Y SU PROGRESO MORAL PUEDE SER JUZGADO POR LA FORMA EN QUE SUS ANIMALES SON TRATADOS."
Mahatma Gandhi

NO USES PIROTECNIA

NO USES PIROTECNIA
Por favor, no usen pirotecnia. Los "cuetes" nos asustan, nos hacen mucho mal a nuestros oídos, nos desorientan y son la causa de que muchos perros y gatos se pierdan entre diciembre y febrero. Lo mismo les ocurre a otros animales, como las aves. Pensá en nosotros y en los múltiples problemas que pueden causar los fuegos artificiales. NO USES PIROTECNIA. Gracias. PD: Ah... Ponele chapita con número de teléfono a tu perro. Para esta época hay muchos perros perdidos a causa de la pirotecnia, por favor, si ves alguno no sigas de largo, ayudalo a encontrar a su familia.

miércoles, 31 de marzo de 2010

¿Seré una persona?


Hola, diario. Estoy cada vez más cerca de la teoría de que soy una persona con traje de perro. Tengo varios motivos para pensarlo. Por empezar, tengo casa: un departamento de tres ambientes con patio para mi solo. Pablo se fue de viaje, así que puedo considerar que, por ahora, es mío. Vivo aquí y cuando viene gente a cuidarme se quedan durante el día y se regresan a sus casas para dormir, a la noche. Es decir, segunda confirmación: están a mi disposición. Te tiro otra. Ayer vinieron Fina y Raúl y me invitaron a sentarme a la mesa con ellos. Además, ella me convidó café. "Te va a despejar un poco", me volvió a señalar. ¿Dónde viste un perro que tome café? Por lo tanto, no soy perro. Con esa teoría en mi cabeza salí a la calle con ellos, suelto, muy dueño de la vereda. Estuvimos un buen rato en la plaza. Ignoré a cuanto perro se me cruzó por el camino. Un cochino se me acercó para olerme el culo y lo saqué cagando. Pri-mi-ti-vos... Tsss...
Me pasé toda la tarde así, solo, haciendo de cuenta que cualquiera de esos perros podía ser mi mascota. ¿Soberbio? Y bueno... sí. Creo que he evolucionado en persona.
Estuve un buen rato parado frente al espejo de la habitación observándome. Ensayé sonrisas, pero no me salieron. Y cuando escuché que el portero tocó el timbre del departamento, comencé a dar ladridos de advertencia.
Me frustré. Ladro y no puedo sonreír. Ahí entré en dudas.

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