
Hola, diario. ¡Hice un quilombo*! Te tiro el titular: "Rompí el colchón". Y sí... dejame de hinchar... ¡Hace como quince días que Pablo se fue! Yo lo estoy pasando bien, Fina y Raúl me dan todo lo que necesito y más, pero los perros no nacimos para vivir solos en un departamento de dos ambientes. Ayer extrañé a Pablo más que nunca. Pensé en sus olores, en el sonido de su voz, en el cronograma de actividades que diariamente teníamos... Y no resistí. Como no puedo gritar, ni dar puñetazos en la pared, se me ocurrió hacer pomada el colchón. Me subí a la cama y, con toda la furia, le saqué las sábanas y comencé a hacer trizas toda una de las esquinas del colchón. Después me arrepentí, pero ya era tarde. Toda la habitación estaba alfombrada de los restos del lugar donde dormíamos todas las noches.
Cuando llegaron Fina y Raúl para hacerme compañía se armó la podrida*. Nunca me habían gritado los abuelos. Me retaron muchísimo. Tanto que me asusté y me quedé en un rincón observando cómo limpiaban toda la habitación y trataban de disimular con las sábanas el pedazo de colchón que faltaba. Luego, me quedé escondido un buen rato en el baño, hasta que se les pasara el enojo.
Pero bueno... ¡tanto espamento! Si todavía sirve... Yo dormí en el medio de la cama y no notás que le falta una parte.
Yo también tengo derecho a expresarme. Y si el otro se va quince días a estar tirado panza arriba bajo el sol y me deja a merced del verano porteño, se lo tengo que hacer notar. Así no lo vuelve a hacer. He dicho.
* Lío.
Cuando llegaron Fina y Raúl para hacerme compañía se armó la podrida*. Nunca me habían gritado los abuelos. Me retaron muchísimo. Tanto que me asusté y me quedé en un rincón observando cómo limpiaban toda la habitación y trataban de disimular con las sábanas el pedazo de colchón que faltaba. Luego, me quedé escondido un buen rato en el baño, hasta que se les pasara el enojo.
Pero bueno... ¡tanto espamento! Si todavía sirve... Yo dormí en el medio de la cama y no notás que le falta una parte.
Yo también tengo derecho a expresarme. Y si el otro se va quince días a estar tirado panza arriba bajo el sol y me deja a merced del verano porteño, se lo tengo que hacer notar. Así no lo vuelve a hacer. He dicho.
* Lío.
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