¡Hola diario!
Estoy chocho. Así nomás. A la mañana volvió el tipo de chiva (con otra chica… ¿qué onda?) y me vino a buscar. No lo podía creer. Me paré en dos patas tomando su brazo y empecé a sacudir la cola tanto que pensé que se me iba a salir. Por las dudas la busqué, pero ahí estaba. A él le causó gracia. Otro punto a favor. Pagaron mis vacunas, le dieron un carnecito con mi nombre y escuché… ¡que tengo apellido! Parece que los veterinarios te anotan con el apellido de tu adoptante. Es fantástico porque es como que te dan el certificado de familia. Ay, estoy chocho. Me vinieron a saludar todos. La chica rubiecita que me mimaba a veces y que es voluntaria en MAPA lagrimeó un poco. Me parece que todos pensaban que no me iba a adoptar nadie. La señora amable del negocio se asomó y, como siempre, yo me paré en dos patas y apoyé las delanteras en el mostrador. Lógico: me dio un palito de hueso molido. Me encantan. Me felicitó y le dijo al tipo: “Te llevás al perro más dulce del mundo”. Guau… ¡Yo soy dulce! Y me sale así nomás... naturalmente. También me vinieron a saludar los veterinarios. Hasta la bruja esa que me subía todo el tiempo a esa camilla metálica helada para que le preste un poco de mi sangre a otros perros enfermos. Y bueno… si se puede colaborar… El tipo estaba contento también. Ahí me enteré de que se llama Pablo. Me gustó el nombre. Tiene cara de Pablo. Los dos tenemos nombres de personas. Eso está bueno, pensé. La chica se llama Laura y escuché que la del día anterior se llamaba Marcela. Sólo hubo un momento triste: cuando vino Andrés a despedirse. Lo vi emocionado. Entre contento y angustiado. Le explicó a Pablo que habíamos sido compañeros un tiempo y él le dijo que podía verme cuando quisiera. Le di muchos besos. Nunca lo voy a olvidar.
Me pusieron la correa y nos fuimos los tres. ¡¡¡¡Libertad!!!! Tenía ganas de comenzar a ladrar, pero pensé que no estaba bien. Tengo que dejar muy buena impresión por lo menos el primer tiempo. Pero salté un poco. Enseguida hice pis y caca y se murieron de risa cuando empecé a hacer el gesto de arrastrar mis patas para atrás, como si tapara lo que hice. ¡Les encantó! Hay gestos naturales de uno que le causan tanta gracia a los humanos… Qué se yo… No sé por qué será. Bueno, es lo que me pasa a mí cuando veo a alguien subirse a una escalera. Me hacen matar de risa.
Bueno, sigo… Caminamos muchas cuadras. ¡Cuánto hacía que no paseaba tanto! Y llegamos al edificio que iba a ser mi casa. Lindo. Normal. Me saludó una vecina chusma que preguntó si ladraba (¡Viste que hice bien en no ladrar!). El portero ni bolilla. Porque viste que los porteros tienen re-mala onda con los perros. Nos odian. Son más de gatos. Y adentro del departamento me sentí un rey. Me dieron una pelotita y comencé a correr como loco dando círculos. La chica, Laura, jugó un poco conmigo y se fue. Ahí me di cuenta de que no tenía dos “dueños” sino uno. Ella y la chica del día anterior eran sus amigas. Decidí que siempre las voy a querer.
Cuando nos quedamos solos, Pablo me mostró la casa, jugamos un rato. Se tiró al piso conmigo y nos revolcamos como si lucháramos. Me dejé ganar. Se puso contento. Que por un tiempo crea que es el líder. Me sentí tan bien. Suspiré muchas veces y nos quedamos un rato sentados en el piso. Pablo me abrazó y me dio un beso en la cabeza. Nunca me habían dado un beso. Me dio muchos besos en la cabeza. Me acurruqué a su lado y pensé en lo afortunado que él era. La naturaleza le permitió llorar de emoción, ¡con lágrimas!. Yo no puedo, pero hubiera querido tener lágrimas así. Hasta mañana.
Estoy chocho. Así nomás. A la mañana volvió el tipo de chiva (con otra chica… ¿qué onda?) y me vino a buscar. No lo podía creer. Me paré en dos patas tomando su brazo y empecé a sacudir la cola tanto que pensé que se me iba a salir. Por las dudas la busqué, pero ahí estaba. A él le causó gracia. Otro punto a favor. Pagaron mis vacunas, le dieron un carnecito con mi nombre y escuché… ¡que tengo apellido! Parece que los veterinarios te anotan con el apellido de tu adoptante. Es fantástico porque es como que te dan el certificado de familia. Ay, estoy chocho. Me vinieron a saludar todos. La chica rubiecita que me mimaba a veces y que es voluntaria en MAPA lagrimeó un poco. Me parece que todos pensaban que no me iba a adoptar nadie. La señora amable del negocio se asomó y, como siempre, yo me paré en dos patas y apoyé las delanteras en el mostrador. Lógico: me dio un palito de hueso molido. Me encantan. Me felicitó y le dijo al tipo: “Te llevás al perro más dulce del mundo”. Guau… ¡Yo soy dulce! Y me sale así nomás... naturalmente. También me vinieron a saludar los veterinarios. Hasta la bruja esa que me subía todo el tiempo a esa camilla metálica helada para que le preste un poco de mi sangre a otros perros enfermos. Y bueno… si se puede colaborar… El tipo estaba contento también. Ahí me enteré de que se llama Pablo. Me gustó el nombre. Tiene cara de Pablo. Los dos tenemos nombres de personas. Eso está bueno, pensé. La chica se llama Laura y escuché que la del día anterior se llamaba Marcela. Sólo hubo un momento triste: cuando vino Andrés a despedirse. Lo vi emocionado. Entre contento y angustiado. Le explicó a Pablo que habíamos sido compañeros un tiempo y él le dijo que podía verme cuando quisiera. Le di muchos besos. Nunca lo voy a olvidar.
Me pusieron la correa y nos fuimos los tres. ¡¡¡¡Libertad!!!! Tenía ganas de comenzar a ladrar, pero pensé que no estaba bien. Tengo que dejar muy buena impresión por lo menos el primer tiempo. Pero salté un poco. Enseguida hice pis y caca y se murieron de risa cuando empecé a hacer el gesto de arrastrar mis patas para atrás, como si tapara lo que hice. ¡Les encantó! Hay gestos naturales de uno que le causan tanta gracia a los humanos… Qué se yo… No sé por qué será. Bueno, es lo que me pasa a mí cuando veo a alguien subirse a una escalera. Me hacen matar de risa.
Bueno, sigo… Caminamos muchas cuadras. ¡Cuánto hacía que no paseaba tanto! Y llegamos al edificio que iba a ser mi casa. Lindo. Normal. Me saludó una vecina chusma que preguntó si ladraba (¡Viste que hice bien en no ladrar!). El portero ni bolilla. Porque viste que los porteros tienen re-mala onda con los perros. Nos odian. Son más de gatos. Y adentro del departamento me sentí un rey. Me dieron una pelotita y comencé a correr como loco dando círculos. La chica, Laura, jugó un poco conmigo y se fue. Ahí me di cuenta de que no tenía dos “dueños” sino uno. Ella y la chica del día anterior eran sus amigas. Decidí que siempre las voy a querer.
Cuando nos quedamos solos, Pablo me mostró la casa, jugamos un rato. Se tiró al piso conmigo y nos revolcamos como si lucháramos. Me dejé ganar. Se puso contento. Que por un tiempo crea que es el líder. Me sentí tan bien. Suspiré muchas veces y nos quedamos un rato sentados en el piso. Pablo me abrazó y me dio un beso en la cabeza. Nunca me habían dado un beso. Me dio muchos besos en la cabeza. Me acurruqué a su lado y pensé en lo afortunado que él era. La naturaleza le permitió llorar de emoción, ¡con lágrimas!. Yo no puedo, pero hubiera querido tener lágrimas así. Hasta mañana.
primo queriddoooooo! me encanta tu diaro. q lindo todo. sabes que te quiero muchisimo!! sos el perro que mas quiero. besotessssss
ResponderEliminartu primo juansa (o deberia decir tio juansa) jaj
Sí Francis ! Sos el perro más dulce del mundo !
ResponderEliminarTía Susana
Francisco, me alegra mucho saber que estas feliz con tu nueva vida. Y que bueno que hayas encontrado un amigo que te quiera tanto. Viste que hay cosas que se reconocen en la mirada del otro.. ambos se eligieron al verse directo a los ojos. No estes triste por Andres.. se que el te quiere mucho mucho y que a veces te extraña.. pero quiero que sepas que el esta feliz porque sabe que donde estas te quieren como te mereces. Te envio un fuerte abrazo, y un beso timido de parte de mi chiquilla.. Agnès.. aun no le mostre tu foto pero mm.. no se... mejor empezar como amigos.. no puedo pensarte aun como yerno.. asi que sigamos asi un tiempo.. largo... te parece?. Besos fuertes en tu alma. - Pablo L
ResponderEliminar13 de julio 2011... y me encuentro con este diario.... lindo perrito, creo que te llaman francisco. Te pareces a mi perrito desaparecido hace 3 meses. No dejo de llorarle y buscarle. Pero sin encontrarlo. Espero que tenga la buena suerte que tú has tenido.
ResponderEliminar