
Hola, diario. Creo que necesito terapia. Estoy teniendo unas pesadillas de perro. No estoy seguro del todo, pero tengo la sensación de que, cuando estoy dormido, debo patalear y aullar bastante. Porque viste que en el primer segundo que te despertás del sueño te diste cuenta de que cabeceaste o pegaste una patada. Bueno, eso me pasa. Y siempre abro los ojos y está Pablo mirándome, acariciándome y diciéndome: “¿Qué te pasa, Francis? Bueno, no fue nada, bebé…”. Y ahí tomo conciencia de que estuve soñando cosas terribles. ¿Tendrán que ver algunos episodios horribles de mi pasado? Tengo casi dos años, pero siento que viví diez. Es que el viejo que me amenazaba con la escoba y que más de una vez dio en el blanco; ese pavor que me causaba, durante mi asilo, que los veterinarios me suban a esa camilla de metal, fría, para hacerme tranfusiones o cortarme los huevitos; sumados a los dos abandonos que sufrí, supongo que no son intrascendentes. Cualquier ser humano que haya vivido sólo esos cuatro hechos traumáticos requeriría una década de atención psicológica.
Bueno, yo me la banco solito, pero lo admito, tengo pesadillas. No recuerdo bien los sueños, pero las otras noches soñé que vagaba solo por las calles, corriendo, sin rumbo, como un pobre diablo que no tiene adonde ir pero siempre está apurado por llegar a la nada. Y tenía mucho frío. Y de pronto, me daba cuenta de que caminaba en el aire, en el vacío, tratando de hacer equilibrio para no caerme o no deshacerme. Pero no era el único, había otros perros… y cachorros de persona… y personas con rostros tristes… Pero ninguno podíamos tocarnos o hablarnos. Sólo sabíamos que el otro existía y que estaba ahí, solitario y sin rumbo, como uno. Buscaba desesperadamente a Pablo y no lo encontraba… entonces pensé en Andrés y traté de recordar su olor para hallarlo a él… pero era imposible. Tuve ganas de aullar y chillar. Y de pronto, abrí los ojos y me encontré con Pablo que estaba asustado al lado mío, calmándome.
Y eso que no tomo nada raro. De todos modos, ese sueño me hizo reflexionar. Soy muy reflexivo, no sé si sabés. Pensé en que aquella pesadilla no era tan ficticia. Hay una realidad en la que muchos seres humanos, perros y gatos no tienen dónde ir y, siempre, irremediablemente, transitan la ruta del riesgo, que a menudo conduce al maltrato, al derrumbe. Están fuera de juego. Qué desesperación pensar que te pueda pasar eso. Pensé en quién habrá creado este mundo… Pero ya era mucho, no soy chimpancé, no me da para tanto la cabeza. A quien haya sido, le agradezco tanto tener casa.
De todos modos no todos mis sueños son pesadillas. He tenido sueños tan lindos que no me dan ganas de despertarme. Pero bueno o malo, tengo un sueño liviano. El menor ruidito me despierta, así que todos duran poco.
¿Tendré que ir a algún especialista?
Bueno, yo me la banco solito, pero lo admito, tengo pesadillas. No recuerdo bien los sueños, pero las otras noches soñé que vagaba solo por las calles, corriendo, sin rumbo, como un pobre diablo que no tiene adonde ir pero siempre está apurado por llegar a la nada. Y tenía mucho frío. Y de pronto, me daba cuenta de que caminaba en el aire, en el vacío, tratando de hacer equilibrio para no caerme o no deshacerme. Pero no era el único, había otros perros… y cachorros de persona… y personas con rostros tristes… Pero ninguno podíamos tocarnos o hablarnos. Sólo sabíamos que el otro existía y que estaba ahí, solitario y sin rumbo, como uno. Buscaba desesperadamente a Pablo y no lo encontraba… entonces pensé en Andrés y traté de recordar su olor para hallarlo a él… pero era imposible. Tuve ganas de aullar y chillar. Y de pronto, abrí los ojos y me encontré con Pablo que estaba asustado al lado mío, calmándome.
Y eso que no tomo nada raro. De todos modos, ese sueño me hizo reflexionar. Soy muy reflexivo, no sé si sabés. Pensé en que aquella pesadilla no era tan ficticia. Hay una realidad en la que muchos seres humanos, perros y gatos no tienen dónde ir y, siempre, irremediablemente, transitan la ruta del riesgo, que a menudo conduce al maltrato, al derrumbe. Están fuera de juego. Qué desesperación pensar que te pueda pasar eso. Pensé en quién habrá creado este mundo… Pero ya era mucho, no soy chimpancé, no me da para tanto la cabeza. A quien haya sido, le agradezco tanto tener casa.
De todos modos no todos mis sueños son pesadillas. He tenido sueños tan lindos que no me dan ganas de despertarme. Pero bueno o malo, tengo un sueño liviano. El menor ruidito me despierta, así que todos duran poco.
¿Tendré que ir a algún especialista?
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