
Hola, diario. Tengo miedo de ser bipolar. Mirá lo que me pasó: ayer salimos, como siempre, a pasear un poco para hacer mis necesidades -qué diferencia con las personas, que se encierran en un lugar, hacen y punto... aburridos- y me encontré con Morena. Cómo me vuelve loco esa perra. Me pone de la nuca. La veo y no puedo parar de saltar. A veces quiero disimular, me doy media vuelta y, como silbando, me echo una meadita. Pero a los dos segundos, ahí estoy saltando a su alrededor y tratando de pararme encima suyo. Corremos, corremos, corremos y nos cagamos de risa. Después, fuimos por la calle de la vuelta y estaban esos yorkshire pitucos arrogantes de la peluquería que siempre putean como en inglés cuando uno pasa. Les tengo un desprecio...
Y fuimos a la plaza. Ahí surgió mi interrogante. Estaba lleno de perros. Algunos como yo, y otros de raza. A mí los de raza me dan pena. Son todos iguales. En cambio yo me siento único. El problema surgió cuando uno de rulos, alto, se me acercó para olerme mis partes más pudorosas. ¡Me dio una bronca! Lo saqué cagando. Pablo se asustó porque mostré mis dientes y le ladré muchísimo hasta que se fue. Después se acercaron tres más. Una perrita linda, bien peinada y macanuda, pero petisa; un morocho con manchas con las patas sucias de barro; un caniche con un moño en la cabeza y un rubio que tenía una cicatriz en la frente. Querían jugar conmigo y correr. Primero jugué un rato. Pero en un momento me pareció una invasión. Los sentí tan perros... Uno de ellos no sabía dar la patita... eran básicos... Entonces me harté, les empecé a gruñir y lo obligué a Pablo a que me saque de ese lugar. Escuché que uno de ellos dijo algo así como: "Dejalo, se cree humano".
¿Será verdad? ¿Tendré el síndrome Jekyll & Hyde? Voy a reflexionar más sobre el asunto.
Y fuimos a la plaza. Ahí surgió mi interrogante. Estaba lleno de perros. Algunos como yo, y otros de raza. A mí los de raza me dan pena. Son todos iguales. En cambio yo me siento único. El problema surgió cuando uno de rulos, alto, se me acercó para olerme mis partes más pudorosas. ¡Me dio una bronca! Lo saqué cagando. Pablo se asustó porque mostré mis dientes y le ladré muchísimo hasta que se fue. Después se acercaron tres más. Una perrita linda, bien peinada y macanuda, pero petisa; un morocho con manchas con las patas sucias de barro; un caniche con un moño en la cabeza y un rubio que tenía una cicatriz en la frente. Querían jugar conmigo y correr. Primero jugué un rato. Pero en un momento me pareció una invasión. Los sentí tan perros... Uno de ellos no sabía dar la patita... eran básicos... Entonces me harté, les empecé a gruñir y lo obligué a Pablo a que me saque de ese lugar. Escuché que uno de ellos dijo algo así como: "Dejalo, se cree humano".
¿Será verdad? ¿Tendré el síndrome Jekyll & Hyde? Voy a reflexionar más sobre el asunto.
Me muero con tus reflexiones Fransisco...Me divierten mucho.
ResponderEliminarEs cierto a mí me gustan mucho los perros mestizos,yo les digo "Los junta pulgas"son bien guapos,los de razas son bonitos también,pero parecen las modelos viste? Todas igualitas .
Te dejo trozitos con arroz con leche